
A menudo, escuchamos en los medios de comunicación conceptos como desadaptación e inadaptación social, pero realmente ¿sabemos qué significan?, ¿qué se considera una persona desadaptada?, etc.
En primer lugar deberíamos tener claro en qué se diferencia un concepto de otro:
Según lo leído y comentado en clase, podemos considerar la inadaptación social como una situación permanente, cuya responsabilidad recae principalmente en la esfera del individuo o colectivo que no está adaptado; mientras que la desadaptación es de manera temporal por una situación o circunstancia concreta de la persona en la sociedad, donde el individuo se encuentra al margen de la normalidad social y manifiesta un comportamiento discrepante con respecto a pautas de comportamiento consideradas “normales”.
Pero ¿qué es lo normal?, ¿hacer lo que los demás hacen y que esté bien visto socialmente?... Según mi opinión lo normal no existe, simplemente es una creación del colectivo “nosotros” para vernos diferentes al colectivo “ellos”, pues es más fácil vivir en esta simpleza. Vemos este tipo de cuestiones como algo ajeno a nosotros mismos, como si jamás nos pudiera ocurrir algo en la vida que nos hicieran “no normales”, ya que pensamos que somos superpersonas y que las desgracias es algo ajeno a nosotros.
Es decir, es la propia sociedad la que crea a los desadaptados sociales y hace que unos tengan la oportunidad de acceder o no acceder a ciertas esferas sociales.
Sin embargo, desde mi punto de vista y como futura educadora social, no estoy de acuerdo en darle un carácter de permanencia al concepto inadaptación social, pues nada es eterno y poco a poco todo se puede cambiar, ¡para algo estamos nosotros!.