
El pasado miércoles, tuvo lugar la cuarta exposición de clase, dedicada al colectivo de infancia y juventud, centrándose en el tema de fracaso y absentismo escolar.
En general, la exposición ha estado bastante bien, pues han mezclado deferentes recursos (vídeos, dinámicas, debates, etc.) y se ha desarrollado de una manera amena y divertida, donde a través de los diferentes debates que se han ido planteando hemos podido reflexionar e intercambiar las distintas opiniones y visiones que tenemos acerca de este tema. Aunque he de decir que, a mi parecer, se abusó un tanto del debate y en ocasiones dejaron de lado la exposición en sí, pudiendo profundizar en otros aspectos que pueden resultar de nuestro interés como futuros educadores sociales. Aún así, vi a mis compañeras muy desenvueltas a la hora de hablar en público y muy cercanas a nosotros, explicando el tema de una manera dinámica y divertida.
Gracias a la exposición, he podido conocer ciertos aspectos que desconocía acerca del absentismo escolar, y entre los que más me han llamado la atención ha sido el dato de que el simple hecho que los padres no lleven a sus hijos al colegio o les permitan faltar a clase está considerado un tipo de “maltrato emocional”.
Entre las diferentes actividades que mis compañeras han ido desarrollado a lo largo de la exposición la dinámica elegida me ha gustado bastante, pues nos ha permitido ponernos en la piel de un niño analfabeto, donde el simple hecho de no saber leer y escribir puede ser elemento de exclusión social, convirtiéndote en un “bicho raro” para el resto.
Bajo mi punto de vista, nuestra tarea no es buscar culpables sino posibles soluciones, empezando desde los sistemas educativos que actualmente tenemos y los propios integrantes de los centros escolares (profesorado, orientadores, alumnado…), pues además de pensar que la figura del educador social en las escuelas e institutos debe de ser imprescindible, pues hay temas que como este deben ser abordado con un mayor profundidad (elaboración de programas de prevención, proyectos de intervención para disminuir el fracaso escolar, etc.), también el profesorado tiene que ser más que un simple poseedor de conocimientos, donde no solo se interese de los contenidos didácticos sino también ha de ser cercano al alumnado e interesarse por sus necesidades y tratar el conocido tema de “educación en valores”. Además, a la hora de trabajar con los niños que más carencias de aprendizaje presenten respecto a sus compañeros de clase, pienso que la solución no esta en apartarlos del resto de la clase dándoles apoyo, pues esto hace que el niño se pueda sentir diferente e inferior respecto a sus otros compañeros, o ¿quién no de pequeño ha visto como se reían del niño de la clase que le costaba más trabajo seguir las explicaciones del profesor?. Una posible solución podría ser el que nos contaron nuestras compañeras y que se lleva a cabo en algunos centros educativos, como puede ser la incorporación de un monitor dentro del mismo aula sin tener que apartarlos de ésta, y que éste ayude al profesor con los niños que necesiten un mayor atención, evitando que no se queden atrás del resto de la clase; aunque claro está, esto supondría un mayor gasto en profesorado, y no se si a la consejería de educación le convence esto…
Por ello, como futuros educadores sociales, en este ámbito tenemos un gran trabajo por delante, tanto con los propios niños como con sus familias, además de necesitar de la ayuda e implicación de la comunidad educativa, pues esta es una tarea que nos concierne a tod@s (hijos, padres, profesores, gobierno, etc.).