
En los últimos años, nuestro país se ha caracterizado por ser uno de los principales países receptores de la llegada de inmigrantes, aunque en la actualidad, como consecuencia de la crisis, se está produciendo el retorno voluntario a sus países de origen.
Especialmente, Andalucía es uno los principales destinos elegido por el colectivo de inmigrantes, ya que al ser una región de tradición agrícola, cuando llega el momento de la recogida de la cosecha se necesita mano de obra disponible, pues al ser un trabajo bastante duro y “mal pagado”, en relación al esfuerzo físico que se requiere, los mismos autóctonos de la zona lo rechazan.
Sin embargo, a pesar de ello, existe esa falsa creencia donde se piensa que “los inmigrantes vienen para quitarnos el trabajo”, alimentada principalmente por el sector más conservador de la población y donde tanto han contribuido los medios de comunicación.
Nuestra mente está repleta de estereotipos negativos, pues es más simple pensar en base a ellos que conocer con mayor profundidad la realidad que nos rodea. En el caso de este colectivo, la mayoría de nosotros cuando pensamos en inmigrantes, lo primero que, solemos pensar es en una persona de color, sin estudios, pobre, que comete actos vandálicos, etc. Por ello, me sorprendió bastante las estadísticas que nos mostraron los compañeros en clase, pues según esos datos la mayoría de personas inmigrantes son llegados del Reino Unido y de la Unión Europea, lo cual se contradice con la idea estereotipada que tenemos acerca de la persona inmigrante. Esto ocurre porque solemos asociar a los inmigrantes con pobreza, y a los que vienen a disfrutar de nuestro clima y nuestras playas, con un alto poder adquisitivo, pensamos que son simples turistas, o ¿es porque en realidad no nos molesta tener como “vecinos” a personas de un buen nivel económico?
Si ya es difícil llegar a un país diferente al tuyo, con otro idioma, cultura, religión, valores, etc., el desprecio y el trato discriminatorio por parte del resto de ciudadanos fomenta esa situación de exclusión social (no tener acceso a determinadas oportunidades o recursos que los demás si tienen, y que son necesarios para el desarrollo de la persona), que sufre el colectivo inmigrante, como la falta de empleo, escasa participación social, falta de redes sociales, desarraigo, entre otros.
Ellos llegan a España con unas expectativas, en busca de trabajo y en muchos casos para salvar sus propias vidas, y no es fácil dar ese paso, pues a nadie le gusta tener que abandonar sus seres queridos y el lugar donde ha nacido para tener que adaptarse a otras costumbres, cultura o valores.
Estos problemas se multiplican en el caso de la mujer inmigrante, pues si ya el ser mujer te cierra puertas en la sociedad, imaginaos los obstáculos que encuentran las mujeres inmigrantes a la hora de acceder a un puesto de trabajo.
Ante esta situación, en nuestro país existe un gran vacío institucional, ya que, como nos comentaron nuestros compañeros, actualmente no hay ningún plan vigente de actuación dirigido al colectivo de inmigrantes. Pienso que lo único que interesa es que aporten a la economía, pero sin nosotros aportarles nada a ellos. “Gracias” a la crisis actual y al retorno voluntario de algunos inmigrantes, el gobierno está dejando de ver a la población inmigrante como un problema social y así tener una excusa para no tener que intervenir con ellos.
En este ámbito nosotros/as, como futuros educadores sociales, tenemos un largo camino por recorrer, sobretodo en las escuelas, como uno de las grandes agentes socializadores que son. Aunque, ya se ha comenzado a experimentar en ciertos contextos educativos la educación intercultural, con el fin de preparar a todos los alumnos para ser capaces de “vivir y convivir” dentro de esa nueva realidad social (en construcción), donde no todos tenemos que ser iguales, tanto físicamente, en valores, religión, cultura, entre otros aspectos, para tener las mismas oportunidades en la vida. El planeta tierra no tiene propietario, sin embargo, muchas veces pecamos de prepotencia y egoísmo al pensar que todo en nuestra vida tiene un precio y alguien que lo posea, es verdad que tenemos una nacionalidad, pero esto no significa que nos haga dueños únicos de ella.
Respecto a la exposición de mis compañeros/as, me ha parecido bastante interesante y amena, pues me ha permitido conocer más allá de lo que nos suelen hablar acerca de la población inmigrante, donde gracias a las diferentes dinámicas y vídeos que han realizado ellos mismos han creado un ambiente dinámico y participativo en clase durante toda la exposición.
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