viernes, 3 de junio de 2011

Seminario 5: "Conferencia de ANCLAJE"


El pasado 11 de Mayo, tuvo lugar el V Seminario de la asignatura, donde contamos con la presencia de una trabajadora social perteneciente al grupo de profesionales que conforman ANCLAJE (Asociación de Alcohólicos Rehabilitados).

Esta asociación trabaja en la prevención del consumo abusivo de alcohol y en la reinserción de estos enfermos en la sociedad actual. Como nos dijo la trabajadora social, al ser el alcohol una droga socialmente adaptada y presente en muchos de los ámbitos de interralación (fiestas, celebraciones, bares, etc.), el hecho de que la persona verdaramente asuma que tiene un problema de adicción a una sustancia es bastante complejo .

Es decir, al contrario que ocurre con otro tipo de drogas (cocaína, éxtasis, heroína, etc.), el alcohol es una droga legal y socialmente arraigada entre nuestros patrones de comportamiento, por lo que es más difícil evitar su consumo, sobretodo para aquellas personas que se encuentren en una situación de dependencia a esta sustancia.

En la actualidad, tanto jóvenes como adultos se encuentran rodeados de una constante incitación al consumo de drogas, sobretodo en el caso del alcohol y, especialmente, con un mayor riesgo entre los adolescentes y jóvenes asiduos a la práctica del conocido “botellón”.

La mayoría de estos adolescentes empiezan a consumir alcohol a una temprana edad, entre los 12-13 años, muchos de ellos lo hacen por curiosidad por experimentar nuevas sensaciones (consumo experimental) o por el simple hecho de reproducir ciertas conductas que le permiten integrarse dentro de un grupo de amigos, convirtiéndose en uno más (consumo social u ocasional). Sin embargo, el peligro está en el momento en el que se empieza a perder el control y abusar de ese consumo, donde el individuo empieza a necesitar de esa sustancia para poder desarrollar su vida diaria y desenvolverse en ciertas situaciones que se le vayan presentando a lo largo de sus vidas.

El consumo de drogas puede derivar de varias situaciones, como la existencia de problemas familiares, haber sufrido maltratos tanto físicos como psíquicos en su infancia, la influencia del propio grupo de amigos, como vía de escapa para evadirse de sus problemas personales o sociales, entre otros factores.

Por todo ello, los padres tienen aquí una tarea muy importante, pues son los principales responsables de la educación de sus hijos/as y están en la obligación de conocer cómo actúan fuera de su entorno familiar. Ante esto la única herramienta posible es la comunicación padres-hijos basada en el diálogo, y así informarles de los posibles riesgos a los que se pueden enfrentar al entrar en contacto con las drogas.

Otro de los agentes que se deben implicar en esta tarea educativa sería la escuela o la figura del educador social, en el caso de que exista en esta institución, donde se deberían llevar a cabo campañas divulgativas para la prevención del consumo de drogas. Sin embargo, nuestro trabajo no se debe quedar sólo en campañas de sensibilización y prevención, sino llevar a cabo un trabajo conjunto, tanto con alumnos como la comunidad educativa, donde se intenten buscar posibles soluciones al problema, así como buscar otras alternativas de ocio y formas de diversión entre los jóvenes, sin estar presente el alcohol o en el caso de su consumo hacerlo de manera moderada.

Por esta razón, debemos de tener claro cuando ese abuso se convierte en una adicción. El abuso no incluye la tolerancia, la abstinencia ni un patrón de uso compulsivo, sino que ese uso recurrente de la sustancia puede entrañar peligros físicos. Cuando la persona muestra una dependencia o adicción al uso de estas sustancias de forma crónica, compulsiva e incontrolable, es cuando podemos hablar de que la persona tiene un problema con esa sustancia.

En el caso del alcohol, para el DSM IV (1995), la dependencia al alcohol se caracteriza por un grupo de síntomas conductuales, cognoscitivos y fisiológicos que indican que el individuo continúa consumiendo la sustancia, a pesar de la aparición de problemas significativos relacionados con ella.

Como nos comentó la trabajadora social, el problema del alcoholismo no perjudica sólo al individuo, sino también a su familia y entorno más cercano; pues la persona suele presentar una serie de trastornos psicológicos, que afectan a la manera de comportarse y relacionarse con los demás (actitud violenta, pérdida de memoria, desconfianza hacia los demás, etc.).

Por ello, desde ANCLAJE, la intervención no sólo se centra en la rehabilitación del individuo, sino también se intentan trabajar con la familia y su entorno más cercano, pues en este proceso de rehabilitación el apoyo socioafectivo es crucial para su mejora.

La trabajadora social nos insistió que salir de un problema de alcoholismo es posible, siempre y cuando la persona afectada ponga de su parte, facilitándose así una actitud de cambio en el individuo, dejando de lado el alcohol.

Esta charla me ha servido para reflexionar sobre lo inconsciente que podemos llegar a ser los jóvenes de hoy en día, donde utilizamos el alcohol como medio de diversión, sin pensar en las graves consecuencias que su consumo excesivo puede provocarnos en un futuro.

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